Vivía una flor solitaria, en un jardín olvidado,
donde crecían abrojos,
zarzas y espinas en manojos,
y a la flor, sus pétalos, habian lastimado.
Vivía la flor, siempre en la tristeza,
sus pétalos, sin ser blancos, no tenian ningún color,
le faltaba en su vida, el calor del amor,
y su alma, no estaba de la amargura, ilesa.
El corazón de la flor, poco a poco se empezó a marchitar,
sus hojas, cayeron moribundas, de hambre y de sed,
pues no tenía cariño, que cayera como lluvia, sobre su ser,
y con la nostalgia a cuestas, la vida, empezó a olvidar.
Más un Invierno, de una mañana soleada,
cuando la nieve cubría, de la flor su soledad,
y su alma fallecía de frío y ansiedad,
sintió un tibio sopor, percibiendo su piel abrigada.
Era un rayo de Sol, que los pétalos, suavemente a tocarle se atrevió,
y al sentir en su cuerpo, de nuevo el calor,
aquella flor solitaria, empezó a sentir valor,
y la alegría, de bellos colores, a la flor atavió.
Desde aquel Invierno, en ese jardín olvidado,
saluda la flor al Sol, todos los dias, por la mañana,
y este le prodiga, amor y calor, en su vida cotidiana,
por eso, ahora, la flor, del Sol, se ha enamorado.
Fortaleza, amor y calor,
la luz del Sol, a la flor le obsequió, bañándola de ilusión,
ahora, sus rayos, iluminan su camino...
y le alimentan el corazón!!
Claudia Alhelí Castillo
23-10-11
donde crecían abrojos,
zarzas y espinas en manojos,
y a la flor, sus pétalos, habian lastimado.
Vivía la flor, siempre en la tristeza,
sus pétalos, sin ser blancos, no tenian ningún color,
le faltaba en su vida, el calor del amor,
y su alma, no estaba de la amargura, ilesa.
El corazón de la flor, poco a poco se empezó a marchitar,
sus hojas, cayeron moribundas, de hambre y de sed,
pues no tenía cariño, que cayera como lluvia, sobre su ser,
y con la nostalgia a cuestas, la vida, empezó a olvidar.
Más un Invierno, de una mañana soleada,
cuando la nieve cubría, de la flor su soledad,
y su alma fallecía de frío y ansiedad,
sintió un tibio sopor, percibiendo su piel abrigada.
Era un rayo de Sol, que los pétalos, suavemente a tocarle se atrevió,
y al sentir en su cuerpo, de nuevo el calor,
aquella flor solitaria, empezó a sentir valor,
y la alegría, de bellos colores, a la flor atavió.
Desde aquel Invierno, en ese jardín olvidado,
saluda la flor al Sol, todos los dias, por la mañana,
y este le prodiga, amor y calor, en su vida cotidiana,
por eso, ahora, la flor, del Sol, se ha enamorado.
Fortaleza, amor y calor,
la luz del Sol, a la flor le obsequió, bañándola de ilusión,
ahora, sus rayos, iluminan su camino...
y le alimentan el corazón!!
Claudia Alhelí Castillo
23-10-11
Todos tenemos necesidad de amor, cariño y calor, que bello relato amiga
ResponderEliminarhermosa metafora de lo que necesitamos para seguir existiendo. un abrazo, claudia
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