Acompañan en su andar al viento,
las hojas abatidas del Otoño.
Viajan sin saber su destino,
cual amor que ha sido herido,
y va sin rumbo, buscando el olvido.
Crujen lastimeras al dolor de una pisada
como el clamor del alma, que ha sido relegada.
Vuelan de su árbol,
inertes y livianas,
vuelan calladas, a rodar por el camino,
como en silencio busca,
el corazón cansado, un nuevo nido.
Más llegará un día que las hojas,
en algún rincón duerman tranquilas,
y encuentren al fin reposo,
como el corazón herido,
que ahora cantará de gozo,
por haber encontrado al amor, en su camino.
Claudia Alhelí Castillo
25-11-10
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