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lunes, 15 de octubre de 2012

LA ESTRELLITA....DE MAR


Había una vez, una estrellita que por las noches brillaba intensamente, emitiendo chispitas de mil colores.
Dicha estrellita se llamaba Sofía, y le gustaba reir y jugar y siempre, estaba contenta.
Aunque ella vivía feliz brillando en el cielo, guardaba en su corazón de estrella, un gran deseo: ella anhelaba ser una estrella...de mar.
Todos los dias por la tarde, el señor Sol, después de trabajar, repartiendo a todos su luz y su calor, se despojaba de su brillante traje luminoso, cambiándolo por su pijama naranja y colorada, y se iba despacito... despacito..., hasta perderse en el lejano horizonte, busando un lugar tranquilo y fresco, donde poder dormir tranquilo.
Y entonces, cuando el señor Sol se marchaba, poco a poco, aparecía la noche, envuelta en su manto negro, decorado con grandes y pequeñas estrellas.
Pero...había alguien en especial, que esperaba con ansias, ese momento maravilloso, al caer la noche: era Sofía!
A la inquieta estrellita, le encantaba ver su carita de colores, reflejada sobre las olas del inmenso mar, y que las caracolas y los cangrejos de ojos saltones, y todos los hbitantes del fondo del mar, la saludaran alegres y la invitaran con ellos a jugar.
Como Sofía no podía bajar al oceáno, entonces, desde el  alto cielo, y en complicidad con la señora Luna, quien le prestaba sus rayos de luz, para que pudiera ver a través del agua del mar, y así jugar con sus amigos a las escondidillas.
Desde arriba, Sofía, contaba: 1...2...3..., mientras todos, corrian rápido a esconderse.
Así, tras los frondosos corales, se ocultaban los cangrejos de ojos saltones; los peces dorados y los caballitos de mar, solían esconderse entre las desvencijadas tablas de un viejo barco azul, que hacía años, una terrible tormenta, lo había hecho naufragar.
Los delfines, siempre reian, cuando al fin la estrellita y la mágica Luna, los podían encontrar.
Las ballenas de panza blanca y las mantarrayas, también eran invitadas a formar parte del juego, y todas las noches,bajo la suave luz de la Luna, se celebraba una gran fiesta en el fondo del mar.
Todo era hasta entonces felicidad, pero... un día, cuando llegó la negra noche, Sofía no pudo ver más su carita de colores, reflejada sobre las olas del inmenso mar. Sus chispitas de mil colores y su luz, estaban ahora apagadas.
La estrellita se entristeció mucho y lloró y lloró y cada segundo, recordaba el gran deseo que guarbada en su corazón de estrella: el anhelo tan grande de ser una estrella...de mar!
Tanto pensó y lloró, implorando al cielo que cumpliera su deseo, que al final se quedó dormida en una nube que pasaba y que le sirvió de colchón, mientras la señora Luna, la consolaba en su dolor.
De pronto, sintió que iba cayendo y cayendo, como hojita del Otoño, que el viento invita a volar, y pensó que estaba soñando. Más cuando menos lo esperaba, despertó sorprendida y empapada, cuando cayo en los brazos del Rey Neptuno y la bañaban las olas del mar.
Las caracolas y los cangrejos de ojos saltones, los peces dorados y los caballitos de mar, y todos sus amigos del oceáno, al verla llegar, le dieron una gran bienvenida, sobre la cubierta del viejo barco azul, al cual las sirenas habían decorado con ayuda de las medusas.
Después de eso, Sofía, soprendida pero muy feliz, se miraba a si misma, su nueva piel, y corría sobre la playa, dando maromas y brincos, bajo la tenue luz de la señora Luna, pero sobre todo, agradeciendo al cielo, por haberle permitido, ser ahora, una estrella...de mar!!

FIN   

Claudia Alhelí Castillo
15-10-12

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